Estos horizontes de sierra volcánica fluctuando la espuma del océano atlántico son un archipiélago de nueve islas que esconde cráteres infernales, acantilados del vértigo y pueblecitos pintorescos. Sus leyendas se remontan a la mitología clásica, cuando el dios Neptuno asomó su rostro durante una violenta tormenta.
Azores autonomía regional portuguesa con parlamento, bandera himno y sello propios. El clima de siempre templado con repentinos cambios de sol a nube.
Cuando los navegantes portugueses descubrieron el archipiélago vieron un vuelo de milanos planeando sobre las colinas verdes ancladas en el océano. En su alegría de divisarla tierra en medio del Atlántico, creyeron reconocer los picos negros y las colas cenicientas de los azores, aves rapaces que nadie recuerda haber visto en estas islas de agua y fuego.
Pero no existía nombre más apropiado para bautizar éstos horizontes de sierra volcánica fluctuando en la espuma del mar. No se sabe con exactitud la fecha del acontecimiento. Fue hace muchas tempestades, en el transcurso del siglo XV. Pero en un lugar tan estratégico, entre África y las Américas, convenía guardar ciertos secretos.
Tampoco hay acuerdo sobre el origen del archipiélago aunque los poetas cuentan que las Azores forman parte de la Atlántida hundida en el Atlántico. Platón, con toda su lógica, no lo desmintió. Tras el mito o la realidad, persiguiendo sueños de oro y de gloria, los holandeses, españoles, franceses e ingleses dejaron estallar su ansia de conquistar las islas perdidas en el Atlántico.
Faial
Hay pinturas muy bonitas, otras no tanto pero todas evocan penas y alegrías de viajeros soñadores.
El puerto llega naturalmente al "Café Sport", para charlar con los marineros y ver la colección de "scrimshaw". El museo de la ciudad es un paso obligado para entender mejor la historia contemporánea de la ciudad: historias de batallas navales, de cables submarinos, de hidroaviones.
Admirar de paso la colección de miniaturas de médula de higuera. Hay una bonita vista de la ciudad desde la cruz de Nuestra Señora del Pilar, que constituye un excelente mirador sobre el puerto, y el Monte de Guía, que esconde la Caldera del Infierno.
Gastronomía
Los platos de marisco y pescado son todo un descubrimiento para el paladar. La experiencia se hace particularmente grata en el restaurante "Monte Verde" en Ribeira Grande ven el restaurante "O Bravo" en el puerto de Vila Franca do Campo (ambos en San Miguel).
La carne vacuna es buena pero conviene saber que en San Miguel acostumbran a servirla adobada. El "Alcántara" de Terceira (guisado de carne algo pesado) es muy típico al igual que la especialidad de Furnas, en San Miguel, donde los pucheros de la comida se entierran en el suelo y se cuecen lentamente aprovechando el calor de los manantiales sulfurosos.
El postre más digestivo es la piña dulce y jugosa cultivada en los invernaderos de San Miguel que los azoranos llaman con mucha lógica "estufas de ananás".
Para beber los famosos vinos de Verdelho de las islas de Pico y Graciosa, más toda la gama de los vinos portugueses.
Artesanía
Otros recuerdos típicos son los bordados y encajes hechos a mano (San Miguel, Terceira. Pico y Faial), las colchas de telar (San Jorge y Terceira), los trabajos de miga de higuera, de escamas de pez, de paja de trigo (Faial), y las obras de arte grabadas en los dientes y; en las mandíbulas de cachalotes (Pico, Terceira, San Miguel y Faial).
Hay un centro artesanal muy interesante en Santo Amaro (Pico).