Un día asustadas las liebres de un estruendo, echaron a correr todas y, diciendo:
¡A quién la vida cuesta tanto susto, la muerte causará menos disgusto!
Llegan a una laguna de esta suerte a dar en lo profundo con la muerte. Al ver a tanta rana que, asustada, a las aguas se arroja a su llegada.
Dijo la liebre:
¡Hola! ¿Con qué hay otras tan tímidas que aún tiemblan de nosotras? Pues suframos como ellas el destino conocieron, sin más, su desatino.
"Así la suerte adversa es tolerable comparada con otras miserables"