Cierto día, en casa de un cerrajero entró la serpiente y la insensata mordía en una lima de acero, intentándola “matar”.
¿Te crees más lista que yo? El mal, necia, será para ti. ¿Cómo has de hacer desperfecto en que hago polvos el metal?
Al final no consiguió nada, más que lastimarse a sí misma.
"Quien pretende sin razón al más fuerte derribar, no consigue sino dar coces contra el aguijón"