En cierto día el mosquito despertó sintiéndose muy valeroso e imbatible, pero más aun con deseos de que todo el mundo lo supiera. De forma que se fue volando a la casa del león y por todo el camino lo iba divulgando a grandes voces: ¡Soy invencible! Nadie absolutamente puede conmigo, ni siquiera el león.
Todos los animales lo oían muy atónitos los gritos del mosquito y lo siguieron para ver qué ocurriría. Cuando el mosquito llego a la casa del león, le dijo: León, yo te voy a vencer en el combate. Sin duda alguna puedo.
Entonces el león sin prestarle mucho caso le respondió: Mosquito, piensa que eres demasiado pequeño para combatir conmigo. Tal vez seré pequeño, pero muy valiente e invencible -dijo el mosquito haciendo sonar su trompetilla-. Así es que vamos a pelear.
Si así lo quieres... -dijo el león y arrojó un gran rugido y un manotazo. Pero el mosquito evadió el manotazo, voló inmediatamente a la nariz del león y emprendió a picarlo allí en donde el león es más sensible.
El león, enojado, se daba manotazos y así mismo se desgarraba la piel, pero no conseguía batir al mosquito que se movía más rápido que él. Por fin, disgustado, el león le dijo: Basta ya, mosquito. Me doy por vencido. Tú ganaste este combate.
Los animales elogiaron y el mosquito se encontraba muy feliz: ¡Soy vencedor! ¡Soy valiente! ¡Soy el superior! Eres muy valiente, no hay quien alegue lo contrario, dijo el león. Pero invencible... eso es otra cosa.
El mosquito ya no se tomo la molestia de escucharlo y se fue volando y tocando su trompetilla. Entonces, no se percato, pues se enredó en la tela que una araña había tejido entre dos ramas. La araña sin dejar pasar su oportunidad se lanzó con un salto y se la almorzó.
Moraleja:
Fábula del león y el mosquito de Esopo
"Los pequeños pueden vencer a los fuertes con inteligencia y valor, pero no siempre serán invencibles"
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Fábula del león y el mosquito de Esopo