Erase una vez que lloraban unos tristes pasajeros viendo su pobre nave, combatida de recias olas y de vientos fieros, va casi sumergida, cuando súbitamente el viento calma, el cielo serena, y la afligida gente convierte en risa la pesada pena.
Moraleja:
"Debes saber que lo malo y que lo bueno está sujeto a súbita mudanza"
fabulas del nabegante