Fábula del ciervo y sus hermosos cuernos

Cierto día un ciervo se encontraba bebiendo en una fuente y, al mirar su reflejo en el agua, pensó: "Pero que hermosos cuernos tengo. Mi cabeza es muy hermosamente adornada con estos bellos cuernos. Sin embargo al ver mis piernas... ¡qué lástima! Son tan flacas y están muy huesudas."


Fábula del ciervo y el cazador

Fábula del ciervo y el cazador
El ciervo estaba pensando demasiado, cuando a lo lejos oyó ladrar a los perros que traían los cazadores. De un potente salto, se aparto de donde se encontraba bebiendo y corrió rápidamente al bosque. Sus piernas flacas como él las había llamado se movían veloces y muy seguras, pero cuando paso debajo una arboleada sus “bellos” cuernos se enredaron en las ramas. El ciervo desesperado pretendió sacarlos, pero con cada sacudida que daba se enredarse más. Y los perros cada vez se acercaban más y más.


El ciervo angustiado dio un empujón muy fuerte y pudo por fin soltarse. Siguió corriendo y definitivamente logró escapar. Cuando el ciervo estuvo fuera de peligro y ya sosegado en medio del bosque, pensó: "Mis cuernos que tanto me deleitaban, por poco y me matan y mis piernas que yo las llame flacas y feas, me han salvado la vida."


Moraleja:
"En ocasiones lo útil resulta preferible que lo que llamamos"

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