Cierto día un ciervo se encontraba bebiendo en una fuente y, al mirar su reflejo en el agua, pensó: "Pero que hermosos cuernos tengo. Mi cabeza es muy hermosamente adornada con estos bellos cuernos. Sin embargo al ver mis piernas... ¡qué lástima! Son tan flacas y están muy huesudas."
El ciervo angustiado dio un empujón muy fuerte y pudo por fin soltarse. Siguió corriendo y definitivamente logró escapar. Cuando el ciervo estuvo fuera de peligro y ya sosegado en medio del bosque, pensó: "Mis cuernos que tanto me deleitaban, por poco y me matan y mis piernas que yo las llame flacas y feas, me han salvado la vida."
Moraleja:
Fábula del ciervo y sus hermosos cuernos
"En ocasiones lo útil resulta preferible que lo que llamamos"
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Fábula del ciervo y sus hermosos cuernos