El bebé ya come de todo, participa en la hora de la comida familiar, fortaleciendo las relaciones entre todos. El bebé muchas veces usa las manos para comer y es bueno que lo haga porque así puede sentir las diferentes texturas, temperaturas y formas; también aprende a observar los colores, apreciar olores y sabores de los distintos alimentos. Ayúdenlo a comer y permítanle usar las manos.
Al unirse a las comidas familiares, él aprenderá a su propio ritmo los hábitos que la familia tiene para comer, como el uso de la cuchara. Es conveniente que haya un ambiente agradable, permitan que el bebé coma de acuerdo a su apetito, sin forzarlo así todos podrán disfrutar el momento de la comida.
En el primer año de vida el bebé es muy frágil físicamente por lo que es muy importante atender satisfactoriamente todas sus necesidades vitales, mantenerlo limpio, cómodo, bien alimentado y llevarlo a vacunar para evitar que se enferme.
Pero todo esto no es suficiente, el bebé necesita además un ambiente social afectivo armónico que le dé seguridad para crecer sano. El bebé no llora solamente porque tiene hambre, sueño, sed o está enfermo; si escucha gritos, llantos, peleas, o si los adultos que lo atienden están tensos, también lloran. Esto quiere decir, que el niño percibe el ambiente familiar y aunque no hable
siente la hostilidad.
Su hijo aún requiere que protejan su salud, así continuará creciendo y desarrollándose conforme a su edad; de manera que es necesario vigilar que aumente de peso gradualmente, no olvidar la higiene del bebé en ropa, alimentos, juguetes y vivienda.
Si su niño respira más rápido de lo normal, no puede respirar bien, se le hunde el pecho al respirar, está irritable o come menos de la mitad de lo acostumbrado, puede ser grave, recurra a su clínica más cercana para que lo atiendan. Aplicar al bebé la vacuna contra el Sarampión (al noveno mes), si el bebé enferma de tos o catarro dar muchos líquidos y ofrecer un poco de comida varias veces, sin forzarlo.