El delfín es un mamífero bastante “inteligente”, inclinado a considerar al Hombre no como enemigo ni tampoco como objeto de una comida suculenta, sino como a un ser dotado de mayor inteligencia que habita en la Tierra, y con quien se puede convivir en perfecta armonía:
• El delfín tiene un cerebro muy desarrollado, que lo capacita para aprender con rapidez lo que se le enseñe; podemos comprobarlo en los acuarios, donde se le admirará realizar ejercicios muy difíciles, con elegancia y maestría.
• El delfín tiene confianza lo cual lo impulsa a acercarse a la gente sin temor, y casi diríamos a brindar su simpatía. Es sorprendente en verdad su sentido del humor.
• Los delfines emiten la voz por una especie de nariz con un solo orificio en forma de media luna, situada encima de la cabeza, que le sirve para respirar y que se cierra tan pronto como el delfín se sumerge.
• El delfín tiene ojos semejantes a los del hombre y un oído finísimo, superior en sensibilidad al de cualquier otro animal.
• Puede quedarse dentro del agua seis minutos sin respirar.
• Nada a una velocidad de 48 kilómetros por hora.
• Es capaz de localizar los bancos de peces a gran distancia, porque está provisto de una especie de radar casi perfecto, que le permite seguir de lejos los movimientos de los bancos y distinguir la especie de peces que forman el mismo.
• Lo más interesante es la capacidad de los delfines para vivir juntos en perfecto acuerdo:
» Cuando una hembra está dando a luz a su cría, dos o tres más acuden junto a ella para protegerla y defender a los delfines recién nacidos del posible ataque de los tiburones y otros peces.
» En caso de que un delfín esté en peligro de ser atacado por los tiburones, lanza un silbido para pedir auxilio. En un abrir y cerrar de ojos, varios delfines llegan al lugar de los hechos.
» Cada uno, turnándose, con la cabeza golpea al enemigo con movimientos prudentes y bien estudiados, en el vientre o en las branquias hasta matarlo, si antes no se da a la fuga.
• Cuando localizan un banco de peces, los delfines lo cercan y, como hacen los vaqueros cuando arrean las vacas, van cerrando poco a poco el cerco hasta acorralarlos contra las rocas. Entonces, uno después de otro, en perfecto orden, abandonan la fila del cerco y comen hasta saciarse, mientras los otros mantienen la fila.