Porque mientras más amamos a la persona que nos hiere, más difícil resulta olvidar la ofensa.
¿La razón? La meta más importante que todos buscamos alcanzar es el de ser amados. Para ello necesitamos confiar en los demás y cuando esas personas nos fallan, nos sentimos profundamente traicionados.
Sin embargo, podemos ejercitarnos en el perdón. A continuación unos consejos fáciles:
• Cultiva el amor y el perdón hacia ti misma.
• No te guardes las cosas, di lo que te ofende.
• Evite guardar rencor.
• Considere a la otra persona como su espejo, y lo que vea en ella (sus defectos, errores, malas decisiones…), usted lo necesita mejorar. Por eso perdone.
• Póngase en su lugar. Piense que si usted es a la que tuvieran que perdonar, ¿no le gustaría que también le perdonarán su falta o error?
• Tome en cuenta que todos somos diferentes y no podemos pensar de la misma forma, asimismo, hay quienes tiene carácter duro y otros más ligero. Así, que no sea tan estricto e indiferente a lo que los demás sientan o hagan.
Ciertamente es difícil perdonar, y no es algo que resulte sencillo, pero es necesario hacerlo por el bienestar de uno, no tanto del otro, si usted perdona:
• Se sentirá libre de resentimientos y amargura.
• Le ayudará a no sentir tristeza, dolor, enojo y sufrimiento.
• Elevará su autoestima.
• Evitará malestares físicos (enfermedades psicosomáticas).
• Le ayudará a sentirse en paz.
• No contaminará a otros, ya que al no perdonar, puede incurrir a hablar mal (chismes, difamación…) de la persona a la que no perdona.
Así que, lo mejor es perdonar y dar vuelta a la página.