Fábula: El cerdo, el carnero y la cabra de Félix María Samaniego

Una cabra, un carnero y un cerdo bien cebado, iban a la feria en la misma carreta, por cierto, no a divertirse, los llevaban a vender.

El cerdo gruñía y se quejaba con sus compañeros:

¿No les importa adónde nos llevan? ¿Lo que harán con nosotros?

Respondiendo el carnero:

No, yo prefiero no saber nada. No tiene objeto que grites tanto y aturdas con tus alaridos.

Mientras la cabra los apoyaba:

Yo tampoco quiero saber nada

Pero el cerdo insistía:

Pues a mí me matarán... estoy seguro, y a la cabra y a ti también... son un par de tontos

En eso gritó el carretero todo fastidiado:
Ya cállate, toma ejemplo de tus dos compañeros, más razonables que tu. Tanto el carnero como la cabra, son sabios y no abren la boca.

Pero el cerdo insistía:
Son tontos, repito si supieran lo que les espera pondrían el grito en el cielo. Piensan que no se trata más que de descargarlos, a ella de la leche, y a él de la lava.

No sé si aciertan, pero en cuanto a mí, no soy bueno más que para que me coman, nadie me librará de la muerte.

¡Adiós a mi casa y mi gente! Moriré mañana mismo... ¿Y qué ganas con que yo tú diga queque morirás mañana?

Tenían razón el carnero, la cabra y el carretero.
"Es mejor no saber el momento de la desgracia, cuando es inevitable"

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