Cuento del león y el ratón

Cierto día un ratón caminaba por donde dormía un león, al cual lo despertó. Entonces estaba el ratoncillo aprisionado en las garras del león; el desdichado en tal ratonera no fue preso por ladrón de tocino ni de queso, sino porque con otros molestaba al león, que en su retiro descansaba.


“Pido perdón llorando su insolencia”.


Al oír implorar la real clemencia, responde el rey en majestuoso tono.


¡Te perdono!


Poco después, cazando el león, tropieza en una red oculta en la maleza.


Quiere salir; mas queda prisionero. Atemorizando la selva, ruge fiero.


El libre ratoncillo, que lo siente, corriendo llega, roe diligente los nudos de la red, de tal manera que al fin rompió los grillos de la fiera.


Conviene al poderoso para los infelices ser piadoso, tal vez se puede ver necesitado del auxilio de aquel más desdichado.

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