Es un tema que hoy en día sigue en discusión, más allá de la situación económica de la familia muchas veces se preguntan los padres si está bien que su hijo como adolescente comience a trabajar y asumir responsabilidades.

Algunas de las interrogantes que suelen hacerse los padres son las siguientes:

¿Es bueno que un adolescente cuente con su propio dinero y no rinda cuentas a sus padres? ¿Trabajar es un paso adelante en su vida?

Este tema aún no se ha cerrado, la discusión sigue en vigencia, respecto de que tan bueno puede ser el trabajo para ellos, ni que actividades constituyen un trabajo aceptable.

Sin embargo, los motivos por los que trabajan son por la situación económica y social que vive el país, incluso desde niños, y se ven obligados a desempeñarse en cualquier tipo de actividad, para poder sustentarse.

De ahí entonces el enigma, ¿Cómo puede saberse si él o la adolescente deben trabajar? o ¿Cómo identificar si el trabajo que desempeñan es perjudicial en su desarrollo físico y emocional?, la respuesta a estas preguntas gira en torno de dos puntos:

1. Puede tratarse de un trabajo que contribuye a su desarrollo integral, sin interferir en su actividad escolar, recreativa y descanso.

2. Un trabajo que se da en condiciones de explotación con horarios prolongados que obstaculizan la educación; que se realiza en la calle en malas condiciones, con remuneraciones inadecuadas y exceso de responsabilidades que afecten el desarrollo social y psicológico. Puede ser malo si el trabajo del adolescente se convierte en un problema cuando la labor repercute negativamente en su salud general, su alfabetización, su autoestima, su identidad grupal y su capacidad de distinguir el bien del mal. Si el joven desea trabajar, lo ideal sería que comiencen a trabajar con sus propios padres, o algún amigo de mucha confianza para que no exista un aprovechamiento laboral, debido a su corta experiencia.