El cuento del collar de cascabeles

Había una niña que se llamaba Isabel, ella tenía una cajita de cartón llena de cascabeles. La otra tarde los sacó, y los fue contando y dijo muy feliz:

¡Tengo quince cascabeles! ¡Ahora me puedo hacer un collar!

Comenzó a ensartarlo en un hilo y su hermana mayor, al verla con el collar, dijo riendo:
¡Isabel! ¡Pareces un gato!

Ella contestó:
¡Es por si me pierdo, tonta! ¡Al oír los cascabeles sabrás donde estoy!

Su hermana no tomándola en cuenta le dijo:
Si claro… cómo no.

Un poco más tarde, Isabel, su hermana y su madre salieron a comprar. Por la calle, había mucha gente que iba y venía por la acera. Isabel se quedó mirando un aparador de muñecos, y de repente se dio cuenta de que su madre no estaba.

Isabel mirando a todos los lados y a punto de llorar gritaba: ¡Mami! ¡Mamá!

Pero entonces se acordó:
¡El collar! ¡Mi hermana oirá los cascabeles y sabrá dónde estoy, entonces mi mamá la tendrá que seguir!

Y sin pensarlo mas, comenzó a dar saltos agitando ruidosamente el collar. La gente le miraba pensando que se trataba de un espectáculo.

Cuando llegó su madre y su hermana, muy nerviosa, vio a Isabel, que seguía dando saltos como un canguro, mientras un pequeño círculo de gente, sonriendo, seguía el ritmo con las palmas.

La mamá aturdida cogió a su hija de la mano y salieron de allí, mientras Isabel se despedía alegremente del público, agitando los cascabeles que sirvieron para encontrarse con su madre.

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