Cuando hay una ruptura de la confianza (irresponsabilidad) y se presenta el sentimiento de culpabilidad, es de fundamental importancia identificar las consecuencias reales de nuestros actos, generar respuestas ante ellos y trabajar directamente en la reparación de la confianza.
Y es que si ante el sentimiento de culpa no asumimos nuestra responsabilidad y nos quedamos paralizados en el temor a enfrentar los hechos, es fácil caer en la descalificación personal (soy un desastre, no puedo hacer nada bien, siempre que intento algo lastimo a las personas que quiero) y en el auto-castigo (no merezco nada).
Sin embargo, la culpa también tiene un lado amable: nos hace conscientes del conflicto en el que nos metimos y a través del sentimiento podemos encontrar soluciones y restablecer el equilibrio.
La culpa no es un monstruo
Es una señal de alerta sobre como nuestras acciones afectan el entorno.
Responsabilidad es la obligación de una persona de responder por sus propios actos; es decir, entregar cuentas por la libertad de sus determinaciones. Si soy profesor y no voy a dar clases porque tengo pereza, habré de responder a lo que determine como acto.
Si llego tarde a una cita aun cuando las circunstancias hayan sido adversas mi grado de responsabilidad esté directamente relacionado con el acto de no llegar puntualmente (claro que hay atenuantes si el otro conoce las causas externas de la tardanza). Soy responsable de la reprimenda que mi jefe me ha dado por no entregar el informe como habíamos acordado.
Incluso soy responsable de las actitudes que tomo frente a las circunstancias que se me presentan (si voy cruzando la calle y un auto se detiene en la zona peatonal y actúo golpeando el cofre del coche e insultando al conductor, soy responsable de esa respuesta violenta). Soy responsable de los gritos que les doy a mis hijos porque no se portan como yo quisiera y soy responsable de los "osos" que le hago a mi pareja cuando mira a otra persona.
Si, esa es la responsabilidad: es la obligación de cumplir lo que hemos prometido, incluidas las conductas frente a los demás.