Una vez se juntaron los ratones para hablar de cosas importantes.
Un lío de perros, gatos ratones
“Vivimos asustados, temblando todo el tiempo”.
“Ya no podemos más”.
“Nunca podemos comer a gusto”.
“El gato llega tan callado...”
“Y da unos saltos tan enormes y tan rápidos...” discutían todos.
![]() | Otros cuantos ratones tomaron la palabra, y a veces hablaban varios al mismo tiempo. Pero a nadie se le ocurría la manera de evitar tamaños sustos. De repente, por encima de todas las voces, se oyeron los gritos de un ratón que tenia fama de inteligente y dijo: “¡Yo se lo que hay que hacer! Tengo en mi agujero un cascabel que suena muy bien, ¡Ése es el remedio! Basta esperar que el gato este dormido y colgarle el cascabel al cuello. Así, cada vez que el gato nos ande buscando, el mismo nos avisará y podremos escapar a tiempo”. |
![]() | El discurso fue un gran éxito. Unos abrazaban al orador, otros lo besaban, otros le daban palmaditas, otros le decían palabras de felicitación, y todos los demás aplaudían. Pero había un ratón viejito que no aplaudía ni nada. Le preguntaron por qué no estaba feliz, y el contestó: “La idea no es mala, pero aplaudiré cuando sepa una cosa: ¿quien se animará ponerle el cascabel al gato?”. |