La astucia del campesino

Una vez fue un campesino a la ciudad. Y se encontró con un grave problema. Solamente tenía veinte pesos, y le estaba doliendo una muela. El campesino pensaba: "Si me saco la muela y pago al dentista, no puedo comer; si lo gasto en comer, me seguirá doliendo la muela".

Estaba el buen hombre con estos pensamientos cuando fue a pararse enfrente de una pastelería. Allí se quedó largo tiempo mirando embobado los pasteles, hasta que pasaron por allí dos muchachos y le dijeron para burlarse:

“¿Cuántos pasteles te atreverías a comer en una comida?” Contestó el campesino: “¡Hombre, me comería quinientos!”.

Muy sorprendidos: “¡Quinientos! ¡Dios nos libre! Les dijo el campesino: “Pues de qué poco se asustan ustedes” y de esta forma comenzaron a discutir, ellos diciendo que no y el insistiendo que si.

“¿Que apuestas?” dijeron los muchachos.

“Pues... si no me los como, me dejo sacar esta muela y el campesino señaló la muela que le dolía.

Los muchachos aceptaron alegres la apuesta. El hombre comenzó a comer y, cuando ya no tenía más hambre, dijo:

“He perdido, señores”.

Entonces llamaron a un dentista y le sacaron la muela. Los muchachos se reían diciendo:

“Miren a ese tonto, que por hartarse de pasteles deja que le saquen una muela”.

Entonces les respondió el campesino:

“Más tontos son ustedes, porque gracias a esta apuesta he matado el hambre y, además, me han sacado una muela que me había dolido toda la semana”. Y así el campesino fue como logró matar su hambre y sacarse la muela sin tener que gastar un peso.

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