Próximo a la muerte y sin remedio humano, decía un cuervo a su madre:
No llores, madre mía, sino pide a los dioses por mi salud.
¿A los dioses me dices? ¿Cuál de ellos crees que se apiadará de ti?
¿No has pasado la vida picoteándoles la carne después del sacrificio?
El que durante a prosperidad no hace más que daños, ¿Qué amistades espera en la desgracia?
Cuento de: el cuervo enfermo
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Cuento de: el cuervo enfermo