Los comienzos de la monarquía de Israel

La figura política de los “jueces”, apta para resolver asuntos de carácter tribal, resultó ineficaz ante los problemas que más tarde habría de plantear la supervivencia del conjunto de Israel en el mundo palestino. Así, poco a poco, se llegó a la implantación de la monarquía y, con ella, a una forma de gobierno unificado, dotado de la autoridad necesaria para mantener una administración nacional estable.

Aunque la monarquía tuvo que afrontar en sus comienzos fuertes resistencias internas (1 S 8), paulatinamente llegó a imponerse y consolidarse. Samuel, el último de los jueces de Israel, dio paso a Saúl, quien en 1040 a.C. inició la sucesión de reyes que se prolongó hasta el 586 a.C., cuando, reinando Sedequías, los babilonios, con Nabucodonosor a la cabeza, sitiaron y destruyeron Jerusalén. Saúl, que empezó a reinar tras haber obtenido una victoria militar (1 S 11), y que también logró el triunfo en otras ocasiones, nunca, sin embargo, logró terminar con los filisteos. Precisamente luchando contra ellos en el monte Gilboa, murieron él y tres de sus hijos (1 S 31.1-6).

A Saúl le sucedió David, proclamado rey por los hombres de Judá en la ciudad de Hebrón (2 S 2.4). Su reinado se inició, pues, en la región meridional de Palestina, pero luego se extendió hacia el norte. Reconocido como rey por todas las tribus israelitas, consiguió unificarlas bajo su gobierno. Durante el tiempo que vivió David se produjeron acontecimientos de gran importancia: la anexión a la nueva entidad nacional de algunas ciudades cananeas antes independientes, el sometimiento de pueblos vecinos y la conquista de Jerusalén, convertida desde entonces en capital del reino y centro religioso por excelencia.


Cerca ya de su muerte, David designó por sucesor a su hijo Salomón, bajo cuyo gobierno alcanzó el reino las más altas cotas de esplendor. Salomón supo establecer importantes relaciones políticas y comerciales, generadoras de grandes beneficios para Israel. Las riquezas acumuladas bajo su gobierno permitieron acometer en Jerusalén construcciones de enorme envergadura, como el Templo y el palacio real. El prestigio de Salomón se hizo proverbial, y la fama de su prudencia y sabiduría nunca tuvieron paralelo en la historia de los reyes de Israel (1 R 5-10).

2 on "Los comienzos de la monarquía de Israel"

     
  1. Trabajo en un instituo de formacion catequistica como profesor y este año me solicitaron dar La monarquia biblica y estoy recobiendo informacion y esta me parecio muy sencilla y accesible para iniciarme en este estudio y asi poder profundizar mejor en adelante

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