Una bandada de pájaros revoloteaba por el campo, posándose de vez en cuando en las ramas de un árbol, cuando uno de ellos se fijó en algo negro que avanzaba aleteando por el cielo.
Y dijo un pájaro:
¡Ya viene ese pesado! Hagamos como que no le conocemos.
Al poco rato, un cuervo grande y negro se posaba en una de las ramas, que cedió un poco con su peso.
Uno de los pájaros se quejó y le dijo:
¡Eh! ¡Grandulón! ¡Vete de aquí, que vas a partir la rama!
Entonces los demás le dijeron:
¡Sí! ¡Vete! ¡No te queremos con nosotros!
Entonces el cuervo les respondió:
Este árbol no es vuestro y yo solo quería volar con vosotros.
Un pequeño gorrión se compadeció del cuervo, y alzando su vocecita, dijo colocándose a su lado:
Pues a mí no me importa que esté aquí. Es grandote y oscuro ¡y por eso me gusta!
A lo que contestó un pajarito de colores:
Pero es que es torpe, parece un espantajo y grazna.
Nuevamente el gorrión le dijo:
¡En la variedad está el gusto!
A la vez el gorrión le susurraba al cuervo:
Esta frase no es mía, se la oí el otro día a un ser humano.
El cuervo estaba emocionado. Hacía tiempo que nadie le trataba con cariño, y menos un pájaro.
El árbol, que había escuchado en silencio, se enfadó y sacudió todas sus ramas con fuerza, menos aquella en la que estaban posados el cuervo y el gorrión. Los pájaros cayeron al suelo entre gritos y aleteos. Habían recibido una buena lección, y el cuervo contaba con un buen amigo.
Cuento infantil del cuervo y el gorrión
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