Los sismos, temblores o terremotos son originados por los bruscos hundimientos de la corteza terrestre, que siempre van acompañados de asentamientos o levantamientos del terreno.
• Por regla general, los sismos son de corta duración.
• Por su intensidad, se dividen en macrosismos y microsismos.
• El sismógrafo es el aparato que registra la intensidad de los temblores.
• El lugar donde se produce el hundimiento, la falla, el plegamiento o la erupción, se llama foco.
• El epicentro del temblor es el lugar de la superficie donde se registra la mayor intensidad del sacudimiento. El epicentro está situado siempre sobre el foco. De ahí avanzan en distintas direcciones las ondas sísmicas, que, en ocasiones, producen sacudimientos más o menos intensos a gran distancia del epicentro.
• De acuerdo con la dirección o sentido de las vibraciones, los terremotos pueden ser trepidatorios, si las sacudidas siguen la dirección vertical, y oscilatorios, si transmiten sus movimientos en sentido horizontal.
• Las zonas de alta sismicidad coinciden más o menos con las zonas volcánicas que dibujan un gran círculo sobre la superficie de la Tierra. Ese círculo llamado “Cinturón de Fuego”, comprende el grupo de montañas que rodea al Océano Pacífico y está formado por los Andes, en Sudamérica; la Sierra Madre del Sur y la Sierra Madre Occidental, en México; las Montañas Rocosas, en Estados Unidos; las sierras de Alaska, Kamchatka, y las de Japón e Indonesia.