Los hijos son una bendición invaluable en la vida, son una hermosa razón de esforzarse para ser buenos padres y amigos. La decisión de tener un hijo conlleva responsabilidad, y una de ellas es de estar siempre a su lado y escucharlos. Ellos deben encontrar todo en el hogar: atención, compañerismo, amistad, amor, paz, alegría, buenos ejemplos, etc. para formar familias unidas y sólidas. Y así crear mejores personas y una mejor sociedad.
Si sabemos que escuchar a los hijos es bueno, ¿por qué ignorarlos? Los hijos necesitan ser oídos, recibir consejos y palabras de aliento. Si un adulto requiere ser escuchado, ¡cuánto más lo precisa un hijo! Veamos cuáles pueden ser las consecuencias de la falta de comunicación entre padres e hijos.
Consecuencias de no escuchar a los hijos
Potencialmente se pueden desencadenar estas adversidades:
- Falta de respeto a los padres, hermanos o inclusive a los demás.
- Indiferencia hacia los padres o autoridades.
- Familias disfuncionales.
- Búsqueda de malas compañías.
- Indisciplina.
- Resentimiento e inseguridad.
- Repetición de este ciclo vicioso posteriormente con sus hijos.
No los obliguemos a ser lo que ellos no son forzándoles, amenazándoles o intimidándoles. Es mejor ser bueno con ellos: compartiendo sus alegrías, emociones y miedos, impartiéndoles valores correctos y un comportamiento ético, también escuchándolos y estando cerca de ellos en todo momento. Este reto no es tan rápido y sencillo, es de todos los días durante muchos años, especialmente durante su infancia y adolescencia. Pero precisamente es esto lo que nos da más razones para vivir.
Los chicos necesitan aprecio y no amenazas, ánimo y no solo regaños, amor y no solo regalos. Ellos reflejan nuestras deficiencias, cuando los corrijámonos considera corregir ese comportamiento en ti también.
Escuchemos a nuestros hijos, siempre pidamos para ellos lo bueno, eduquémonos a nosotros mismo para así poder educarlos también, seamos ejemplo a seguir en lo bueno, permanezcamos cerca de ellos y vivamos así una vida con sentido.