Puedes colocarte con tu pequeño delante de un espejo. Deja que se observe a si mismo y los movimientos que puede hacer. Luego tú misma puedes empezar hacer caras. Ambos reirán.
También puedes colocarlo encima de una sabana o una mantita en el suelo. Ahora puedes empezar a mover sus bracitos y sus piernas haciendo todas las combinaciones que se te ocurran: poner sus manos en cruz, ambos a un lado, levantarlos...
Además de ser un juego muy divertido, estás ayudando a que haga unos ejercicios muy positivos para su desarrollo.
¿Hace mucho calor? Si dispones de una terraza o simplemente un balcón grande, pueden salir ambos a jugar un rato. Coloca agua en un tina y déjalo que se moje a sí mismo con un botecito. Eso sí, no lo pierdas de vista ni un segundo, ya que los niños pueden ahogarse en muy poca agua.
Ideas sobre cómo distraer a un bebé
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