Cuando eres mamá, de tantas cosas que tienes que hacer, crea que a veces incluso te olvidas de cosas tan simples como ir al lavabo, por no hablar de lavárte las manos después. Pero por más que en ocasiones te cueste hasta recordar para qué servían el agua y el jabón, lo cierto es que lavarse las manos es uno de los gestos más importantes que puedes hacer para evitar contagiarle infecciones o enfermedades a tu bebé.

Estudios revelan que los gérmenes que pasan por tus manos pueden causar desde resfriados hasta gastroenteritis. Debido a esta causa se recomiendan lavarse regularmente las manos, sobre todo después de ir al lavabo y antes de preparar comida o tocar cualquier cosa que vaya a entrar en contacto con la boca de tu hijo.

Es muy importante inculcar buenas prácticas higiénicas a las familias, pero tampoco hay que ser excesivamente escrupulosa, e insistir en frotarlo todo con detergentes anti bacterias. Al fin y al cabo, hoy sabemos que la exposición a algunos gérmenes es útil para contribuir al desarrollo del sistema inmunitario del bebé.