Las garzas son aves zancudas, que se la pasan en el agua, de la familia de los ardeidos, y siempre tienen limpias y brillantes sus plumas. Debido a eso sus plumas se aprecian mucho por ser tan bellas e incluso hay quien las vende a precios caros en el mercado, especialmente en el campo de la moda de mujer.

Las garzas tienen en algunas partes de su cuerpo plumas especiales que producen un polvo que sirve para el mantenimiento y el brillo de sus demás plumas. Estas plumas especiales se van desgastando por las puntas, en ningún tiempo se caen completamente, sino que crecen durante toda la vida de la garza, en partes iguales a ambos lados del pecho, en los costados, y por encima de las alas hasta envolver la cola.


Por medio de un potente frotamiento, las puntas de esas plumas se desmoronan y se transforman en un fino polvo que las garzas usan para limpiar de aceite, grasa, lama y cieno el resto de sus plumas. Las partes del cuerpo donde crecen las plumas especiales se encuentran precisamente al alcance del pico y la cabeza de las garzas que, gracias a la longitud y flexibilidad de su cuello, pueden friccionar la cabeza y el largo pico sobre esas plumas, que se desmoronan y así esparcen el polvo sobre el resto de su cuerpo. Después, la garza, con el pico y el dedo más grande de sus patas, dotado de una especie de sierra en ambos lados, se sacude el polvo, una vez que éste ha recogido las materias que manchan sus plumas.


De esta forma, las garzas se mantienen continuamente limpias y con un reluciente y sobre todo un magnífico plumaje. Las garzas de plumaje completamente blanco o absolutamente negro, en cierto tiempo estuvieron a punto de desaparecer, por causa de la dura cacería de que fueron objeto, por sus bellas plumas también conocidas como aigrettes.